jueves, 15 de enero de 2015

Histeria colectiva

Un día, en una fábrica de telas, uno de los trabajadores se enfermó por la picadura de un insecto, que creía que había venido en alguna de las telas importadas. Poco a poco, otros trabajadores comenzaron a enfermarse también. Todos con los mismo síntomas. Cuando mandaron a fumigar la fábrica, los fumigadores no encontraron rastros de ningún insecto que pudiera causar ese tipo de síntomas. En ese momento quedó como un misterio, pero después de investigaciones, se denominó como una caso de histeria colectiva.

Otro caso destacado de este fenómeno fue cuando en una secundaria en Estados Unidos, una chica comenzó a tener tics de la nada, como síndrome de Tourette. Como ya llevaba mucho tiempo con ellos, subió un video a YouTube contando su problema. Esto se supo en la secundaria y con el tiempo otras chicas comenzaron a presentar los mismo síntomas. Se hicieron investigaciones y se creía que era debido a que mucho años atrás hubo un derrame de sustancias químicas, y que tal vez los restos de eso estaban provocando los tics a las estudiantes. Pero esa teoría se rechazó, y sociólogos también denominaron este caso como uno de histeria colectiva.

La histeria colectiva ocurre cuando una persona cree que está enferma e incluso presenta síntomas, y poco a poco va "contagiando" a otras personas. Esto solo ocurre en la mente de quien lo padecen, lo cual se llama trastorno de conversión. Estos casos ocurren más seguido en escuelas o lugares de trabajo, ya que cuando alguien se siente angustiado no puede irse tan fácilmente de ahí. Es lo contrario del efecto placebo, que es cuando una persona o paciente es engañado con alguna cura para que crea que mejorará y sí lo hace.

Psicólogos del Hospital Johns Hopkins, en Baltimore, han concluido que mucho pacientes ingresados por epilepsia no padecían esta enfermedad, sino que imitaban los síntomas por algún tipo de estrés o ansiedad. Casos de veteranos de guerra o madres que habían perdido la custodia de sus hijos se relacionaban con esta investigación.

Se ha comprobado que el ochenta por ciento de las enfermedades son provocadas por la mente de la misma persona. Para ello la mejor solución es convencer al paciente de que en realidad no está enfermo, sin embargo, es aún mejor aprender a conocer nuestro cuerpo y nuestra mente para no engañarnos a nosotros mismos y no auto-enfermarnos.